No todas las personas que juegan tienen que tener un problema con el juego, hay personas para las que es un entretenimiento puntual y que no les supone ningún problema en su vida. Hay otras, para las que jugar es más que un divertimento y se empieza a convertir en algo serio donde la apuesta cada vez es mayor, y hay otras en las que jugar les supone una crisis personal y una ruina económica. Es por ello, por lo que vamos a clasificar a las personas que juegan según unos criterios.
La clasificación más aceptada para describir los tipos de jugadores es la siguiente:
- Jugador social o controlado: juega ocasional o regularmente y esta motivado a hacerlo por placer, entretenimiento, satisfacción o en el marco de una interacción social, pero tiene un control total sobre el juego y puede dejar de hacerlo cuando lo desea tanto si gana como si pierde. En este jugador, independientemente de las ganancias o pérdidas y de la frecuencia con la que juegue, la interrupción del juego esta bajo su control. Sin embargo, hay que señalar que cuanto más intensa, frecuente y más se vaya implicando en el juego (dejar de ser un entretenimiento), más probabilidades tiene de llegar a ser un jugador problema.
- Jugador problema: juega de forma frecuente o diaria, con un gasto habitual que en ocasiones, por exceso, le genera problemas, pero sin ser demasiado graves. Tiene menos control sobre sus impulsos que el jugador social y a pesar de llevar una vida normalizada con su familia y trabajo, cada vez gasta y dedica en juego más tiempo, dinero.
Se le considera una persona con alto riesgo de convertirse en jugador patológico.
- Jugador patológico: se caracteriza por una dependencia emocional del juego. Se trata de personas que han experimentado una pérdida de control o que carecen de habilidades para dejar de jugar. Juega de tal manera que su funcionamiento cotidiano se ve alterado y acaba repercutiendo negativamente a nivel personal, familiar y social. El jugador patológico presenta una conducta de juego descontrolado que responde a las siguientes pautas:Una frecuencia de juego y/o inversión en tiempo y dinero extraordinariamente altas
- La apuesta de dinero supera a la planeada en un primer momento.
- Los pensamientos recurrentes y el deseo compulsivo de jugar sobre todo cuando ha perdido.
- La necesidad subjetiva de jugar para recuperar el dinero perdido, así como el fracaso reiterado en el intento de resistir el impulso de jugar, son las características distintivas del juego patológico junto a las distorsiones o sesgos cognitivos.
- Jugador profesional: lo característico en estos casos, es que es una forma de vida, es decir, una profesión. Participan en juegos donde es importante la habilidad personal (pócker – farol – engaño) o hacen trampas para ganar: dados o cartas marcadas. (Labrador y Becoña,1994. ). Son personas que apuestan tras realizar un cálculo ponderado y no llevados por la pasión. Las personas adictas a las tragaperras y juegos de azar nunca podrán ser jugadores profesionales puesto que en este tipo de juegos las destrezas y habilidades personales están totalmente al margen del juego.